¡CONOCE A ANGELITA!

Me mudé desde Paraguay a los Estados Unidos con mi familia cuando era niña y después de unos años, nos mudamos a Portland.

Después de graduarme del colegio, me licencié en letras en ciencia política y estudios legales a Portland State University. Ese año, debido a circunstancias fuera de mi control, me quedé sin hogar.

Fui al colegio a Lincoln High School, donde formaba parte de su equipo de Constitución que ganó el campeonato nacional en 2014.

Nadie sabía que cada noche me dormí en parques o en escaleras. Así era mi vida por muchos meses: pasando las noches afuera o en los sofás de amigos. Pasó mucho tiempo hasta que me reconecté con un antiguo profesor de mi colegio que me ofreció un lugar para quedarme para que pudiera terminar la facultad.

Mi comunidad me mostró apoyo y cariño cuando ni el gobierno ni la universidad sabía cómo contactarse con o apoyar los estudiantes cuya hambre y cuyo sintechismo era casi invisible. Como inmigrante sudamericana, estaba cautelosa de los recursos que estaba ofrecidos por un gobierno en que no confiaba.

Después de terminar la facultad, trabajaba en la heladería local Salt & Straw y organizaba en mi comunidad. Era muy persistente en mi activismo y no creo que se sabía eso cuando se me contrató para trabajar por la Municipalidad de Portland en servicios constituyentes.

En esa posición, hablaba con los ciudadanos de Portland cada día. Escuché historias incontables sobre cómo el gobierno había fracasado en conectar la gente con los recursos que desesperadamente necesitaban o en recibir comentarios de las personas que eran más impactadas por sus políticas.

Aprendí que las personas no entienden cómo funciona el gobierno municipal y quién les representa cuando toma decisiones. También aprendí que las personas sólo van a accesar los recursos en que tienen confianza—pero esa confianza se pierde fácilmente.

Después de quitar la Municipalidad, me hacía falta las relaciones que formaba hacía los servicios constituyentes. Tuve un conocimiento sobre cómo funcionaba la ciudad que se sintió casi como si fuera un secreto. Para compartir esa información, hice una cuenta de TikTok para romper barreras entre el gobierno municipal y el público. Ahora tengo una comunidad de más de 30.000 personas de Portland con quienes hablo diariamente sobre lo que se preocupa de la ciudad y su futuro.

Ahora trabajo como una defensora política y estratega legislativa para Partners for a Hunger-Free Oregon y sirvo en la Comisión de los Servicios Rentales de Portland (Rental Services Commission) para intentar luchar por las personas en la comunidad que más lo necesita. Todas las personas en Portland merecen tener un alquiler alcanzable y para saber de dónde viene su próxima comida. Si no tienen eso, es nuestro deber como una ciudad para ayudarles.

Estoy postulándome porque Portland necesita líderes que pueden ayudar a las personas cómo están y no cómo querríamos que fueran. Necesitamos líderes que no sólo se reunen con la comunidad para marcar una casilla sino unos que realmente escuchan. Necesitamos líderes que exitosamente implementarán políticas basadas en los datos y no los que crean propuestas no probadas que no ayudarán a los que más necesitan nuestra ayuda.

Portland merece liderazgo que prioriza transparencia, compasión y cambio efectivo. Por toda mi vida, he experimentado lo mejor y lo peor de nuestro gobierno local. Por estas razones, yo sé lo mucho que el pueblo de Portland necesita un gobierno que lucha por él y jamás dejaré de luchar por una Municipalidad inclusiva para todos.